Los estafadores.


Roberto apagó las luces, mañana era el gran día, no pudo detener sus pensamientos, aquel rostro tan familiar fue examinado múltiples veces en su memoria, las palabras pronunciadas por este fueron repetidas tal cual fueron pronunciadas, no había otra decisión, no había otra salida, pero no podía dejar de pensar en ello.

Al siguiente día el reloj marcaba las seis de la tarde, su cuerpo temblaba, y era presa del nerviosismo, bebió su café sin que este lo ayudará a salir de su preocupación, decidido tomó las llaves de su auto, y emprendió el viaje; llegó a la casa de Sofía media hora antes de lo acordado, no llamó a la puerta, esperó afuera de la casa color marrón de dos pisos, donde vivía la muchacha, tenía variedad de vegetación en el jardín frontal, no parecía haber nadie en casa, justo cinco minutos antes de la hora acordada, una cortina en la ventana superior se movió y le ordenó ascender por la escalera en espiral, no se apresuró y subió peldaño por peldaño observando bien por donde avanzaba.

Un extraño sentimiento de culpa lucía permanente, aunque ella había explicado tantas veces que su contribución sería mínima, y que no habría de qué preocuparse; viajaron en dirección al noroeste, era sin embargo no la primera vez que realizaron este tipo de actividades, nunca pudo superar su nerviosismo, y en cambio ella, en el asiento del copiloto, parecía no preocuparse en absoluto por ello, tan solo seguía la música y emulaba versos en sincronía con cualquier melodía.

La primera vez que participó, fue en juegos de azar, donde lo único que hizo fue (y esto no se considera del todo trampa) subir la apuesta, habían ganado una suma importante de dinero, tan solo un juego de señales secretas fue suficiente para efectuar la comunicación entre ambos, pero esta vez era algo diferente, era algo más real y tangible.

En aquella ocasión habían apostado grandes sumas de dinero, ni un segundo se preocuparon en poderlo perder. fue necesaria tan solo una vez que Sofía fanfarroneara, y que a su vez  Roberto subiera la apuesta en cada turno, para que al final, la muchacha limpiara el campo con tan solo un par de sietes, dejando atrás otras manos de mayor jerarquía, quienes se retiraron tan solo por el miedo de perder sus fichas; el resto del juego apostaron poco, estaban satisfechos con el motín; En esta ocasión, los dos sabían exactamente que hacer, lo habían practicado, al llegar al destino un intercambio de miradas bastó para desearse suerte.

Entraron al local en cuestión, era una tienda de conveniencia, sin equipo de vigilancia, entre las cuatro y nueve de la noche, un joven llamado Raúl era el empleado en turno para el cuidado de la tienda, cada vez que podía, y debido a la falta de supervisor, introducía a una mujer de algunos 50 años, con sus curvas físicas poco notables, con ojos cansados y pesados para fornicar en la bodega del lugar; asistieron al local poco tiempo antes de dicha evento, ahí estaba el, despreocupado tenía una piel bronceada, con rizos largos y ojos color verde, mirando con indiferencia a Sofía quien entraba al local.

- Disculpe, ¿Vende toalla sanitarias?- preguntó con aparente timidez.
-Arriba de aquella repisa, sobre la puerta - Dijo sin siquiera mirarla.
- ¿ podría usted alcanzarlas por mi? - Los músculos en el rostro del joven se acomodaron de manera que apenas fue notable su molestia, pero en vista de su deber, se desplazó hasta el lugar indicado para alcanzar las toallas femeninas, cuando por fin alcanzaba el producto solicitado, un cuerpo robusto y torpe entró a gran velocidad y sin cuidado por la gran puerta, derribando al despachador.

Mientras Roberto se disculpaba con el despachador en el suelo, Sofía recogía el llavero del agredido, quien obstruido no pudo ver ni escuchar nada; Roberto compró apenado un bolillo y refresco, y Sofía pagó las toallas sanitarias, horas después en la bodega del local, Raúl y la mujer no pudieron notar que las llaves fueron colocadas cuidadosamente por la ventanilla en un lugar cerca de la caída, lugar donde encontraría sus llaves una vez que notó que le hacían falta.

La mujer tenía unos ojos oscuros, brillantes y cansados (a pesar de la pesadez de su mirada, la profundidad de sus ojos seguía siendo impactante), era tan solo una solitaria incomprendida, toda su vida vivió en la sombra de sus triunfadores padres, y su aventura con Raúl no era más que un acto más en su historial de rebeldía, llevaba el cabello corto, en honor al mismo principio, con piel suave gracias a la calidad de cosméticos que empleaba para su cuidado, pero sin duda la característica más impresionante era su inolvidable aroma, éste era la debilidad de los hombres, su fortaleza frente a otras mujeres, una señal distintiva de su superioridad, así mismo, tenía una importante reputación en la política, aspiraba a grandes cargos gubernamentales, y estaba a tan solo unas elecciones de alcanzarlo, su nacimiento en el seno de una familia con gran poder económico había forjado en ella un carácter auto suficiente, tenía tres años de matrimonio con José Landeta, dueño de una fábrica de café enlatado, quien había caído rendido ante aquel aroma inigualable, y sin embargo, su rebeldía nata le bastaba para disfrutar los placeres carnales de más de un solo hombre.

Raúl para ella no era más que una tentación, ocurría con poca frecuencia, sin embargo, durante las elecciones, donde precisamente, eran los tiempos donde mayor debía contener sus deseos sexuales extra maritales éstos mismos le parecían más emocionantes.

Roberto y Sofía tenían en su poder una copia de las llaves del local, (tanto de la bodega como de la entrada principal) y a pesar de ello, no se perpetuo ningún robo, el objetivo de todo aquel plan para sustraer las llaves, no era un simple robo de mercancía, era sino más bien el de la extorsión.

Luisa Landeta, estaba en los preparativos del debate más importante para la campaña, lideraba las encuestas en ese momento, y no se veía forma de destituirla de dicho lugar, campañas de publicidad bastante bien logradas, había logrado en el espectador una sensación de confianza, basada en honestidad, a decir verdad, no había forma alguna de dudar de la rectitud de una mujer como ella, nadie ligar el término infidelidad a su vida; recibió un extraño mensaje de texto escrito en la parte trasera de una noticia vieja de periódico, con videocasete adjunto a ella, además de un mensaje simple y directo.

 <¿Es usted?, ¿Recta y honesta futura senadora Landeta?, no querrá que alguien más vea esto, ¿o si?>

El mensaje lo había escrito Roberto, a pesar de que Sofía le ordenó claramente ser directo, y no andarse con rodeos, pero el tuvo el inexperto pensamiento que de esta forma sería más emocionante, le indicaron la manera la manera indicada para proceder con la extorsión, las reglas eran simples, sin policías y con el dinero, no habría razón para difundir el vídeo de honorable mujer, en cambio algo saliera mal, todo el mundo sabría de sus aventuras, y nadie más volvería a creer en ella.

Entregó el dinero solicitado a los extorsionistas en cuestión, habían acordado una cita en una plaza comercial, donde la transacción ocurrió a la perfección, sin contratiempo alguno; partieron a casa de Sofía con el dinero asegurado en un maletín negro, y de tela que yacía en los pies de la muchacha, quien transportada, asomaba el rostro por la ventana del auto, mientras la brisa del mar tocaba sus mejillas, y el viento despeinaba su cabello, cerraba los ojos,y  finalmente se fusionó con la melodía.

Roberto sintió una inexplicable felicidad al ver el dinero, ni durante el trayecto o durante los sucesos de la extorsión, ni siquiera lo noche antes de dormir pensó en la recompensa, ahora estaba frente a él, sintió la suavidad de los labios de Sofía sobre los suyos, (tampoco espero cosa como esta) el triunfo era evidente, en una operación que pensaron tendrían tantas formas de salir perdiendo, la excitación de la victoria era uno mismo, y con pasión desenfrenada emprendieron el mismo camino.

Ahora eran amantes, lo descubrieron el día del motín, por la mente de Sofía no había concebido la idea de Roberto de esa manera (pero en la de Roberto si), y mas que un triunfo, son las derrotas y fantasmas que los unen, Roberto tenía veintiséis años, y había perdido a su esposa e hija en el parto, mientras que Sofía de veinticuatro años había perdido a sus padres desde los doce años en un trágico accidente de auto; eran sus debilidades lo que los hacía tan parecidos, pero no era amor lo que experimentaban, era adrenalina, el peligro, la verdadera razón de su pasión.

Unieron sus cuerpos constantemente, pero ellos conocían la linea del deseo y el amor, ambos estaban conscientes que aquello no era real, que en cualquier momento podía culminar, sin embargo se entregaban uno a otro, sin miedo al pasado, dispuestos a todo; así mismo la vida de un estafador (como ahora lo son) nunca es tan aburrida, y continuaron una carrera de disturbios, aprovechándose de las defectos ajenos, expectantes de la ocasión.

Aura, era la hija de Luisa, ya había cumplido la mayoría de edad hace unos meses, era bastante bonita e inteligente, muchos de sus rasgos físicos, habían sido heredados de su madre, el brillo en sus ojos, los llamativos pómulos perfectos, el ángulo de su nariz, y la simetría total en su rostro, eran signos evidentes de belleza nata; su madre siempre había gozado de gran hermosura como ella, aunque los años ya se le notaban, mantenía aún así la vitalidad de sus mejores años; Luisa nunca logró expresar de la manera correcta sus sentimientos por ella, ahora como firme candidata en la política, el tiempo invertido en la integración familiar era prácticamente inexistente, y esto en el fondo provocaba en la joven el peor de los sentimientos, la soledad, acompañada de rabia y odio, una combinación meramente peligrosa.

Luisa no tuvo la valentía de explicar ante ella y su esposo, el escándalo público en el que estaba metida, en cada periódico de la ciudad, en cada televisor, circulaba una verdad; Creyó haber resuelto aquella situación con dinero, pero ahora tendría que pagar con reputación; Aura vivió sin la explicación en voz viva de su madre, no había forma de desmentir lo ocurrido, era la verdad, y no había quien se opusiera a ella; el video había sido revelado por Roberto, quien en un incauto ataque de alevosía deshonró su palabra, el peor error de un extorsionista es aquel, y él lo había cometido.

ya eran las tres de la mañana, y la luz seguía encendida, puesto que regresaban de dar un gran golpe, habían ingresado a un bar, cada quien por un camino diferente, transcurrieron veinte minutos de haber llegado, una lección aprendieron los muchachos.

Sobre la barra del bar, estaba Sofía bebiendo una cerveza en tarro, cuando un hombre al pasar detrás de ella es acusado de mano larga, todos en el bar se vuelven contra él, una cobertura suficiente para extraer lo que necesites extraer, pon la distracción en el lado derecho, mientras actúas en el izquierdo.

Habían vuelto, Roberto estaba sobre su cama observando el techo, cuando una Sofía semi desnuda se acerca despacio hacía y acaricia suavemente de su vientre a su rostro, besando suavemente con sus labios los de él; Súbitamente las líneas de expresión en ambos rostros se ven severamente afectadas, cuando frente a ellos, con una arma de fuego en sus manos, y una convicción inquebrantable Luisa Landeta se encuentra frente a ellos.

FIN







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